domingo, 13 de noviembre de 2011

iac.

Venga, ponte a recordar  el día veintinueve de agosto; tan esperado desde hace más de una semana. Planeando ,para que todo saliera bien, intentando que no te arrepintieras de haberme conocido, arreglandome más de dos horas,para estar perfecta , para demostrarte que valgo la pena,pero sobre todo, para que con una mirada de esos ojos azules, me digas que ya lo sabes. Recuerda otra vez , la hora de quedada, las seis menos cuarto , en un lugar alejado. Y también el andar abrazados hasta un lugar tranquilo para poder pasar el más largo y bonito momento de aquel día. También recuerda esas escaleras , dónde tú me empezaste a besar, con esos labios tan suaves y a la vez ansiosos, y esas manos tuyas rozando cada parte de mi cara , bajando hasta el cuello, dónde dejaste esa marca , y así, hasta llegar a partes dónde nadie más llegó a descubrir. Y así,pasando rápidamente los minutos, sintiendo tu aliendo a cada segundo y cada vez más frecuentes, las interrupiones de personas paseando por el lugar. Y también , podrías recordar las cogidas de mano, los abrazos y besos inesperados, dónde en medio de la calle, tú me dabas. Y entonces ,llegando a ese lugar dónde nos conocimos, estuvimos nuestra última media hora juntos , después de toda una tarde juntos. Y ahora mismo, me viene a la mente, las palabras que me susurrabas al oido,que sabías que me gustaban. Y así, la vuelta a mi parada de autobús, donde me acompañaste sin reproches, y entonces, a las nueve en punto de la noche, me diste un último beso suave de aquella bonita tarde de verano.
Y entonces, entre conversaciones y más conversaciones por el ordenador, me demostraste que quizá valías la pena, quizá merecía la pena estar algo más contigo, experimentar cosas nuevas. Y asi, pasaron casi dos semanas, dónde tu y yo hablabamos cada día y noche, preucupandonos el uno del otro, intentando averiguar que nos pasaba a cada uno de nosotros. Y llegado el día de las fiestas de tu pueblo, el día once de septiembre, yo fui a verte, a estar contigo esa noche , a averiguar que sentía por ti. Eran las dos y media de la madrugada, mi móvil sonó para avisarme de que me había llegado un mensaje, era tuyo, donde ponia que cuando llegaras me llamarias para saber donde estaba e ir a recogerme. Al cabo de media hora, a las tres de la madrugada, apareces, y me llevas a un lugar dónde no hay nadie. Te miro, esa noche había algo especial, era algo bueno, o eso creía yo. Entonces me empezaste a besar,tocar y hacerme sentir una chica afortunada, hasta que de repente, pasaste al punto de placer, al punto donde quizá yo no quería llegar en ese momento. Y senti que me gustaban tus manos tocandome y tus besos rozandome los labios. Y así,poco a poco, llegó el momento de irme, llegó el momento de decirnos hasta otra. Pero yo sentí que algo iba mal, sentí que algo iba a fallar desde esa noche, y preucupada estuve, hasta que sí, varios días despues, supe que todo era bastante raro, y me empecé a agobiar. Pasabas de mí,casi no hablabamos, te quejabas de todo, no saludabas porque tus amigos te vacilaban, pero sí, eso ya me lo dijiste hace tiempo, y te comprendí,pero en ese momento, sin saber porque, no te creí. Y asi, llegamos al dia veinticinco de septiembre, un domingo, dónde preferí dejarlo todo, y no seguir sufriendo, sabiendo que ya nada era igual, ni tu, ni yo , ni nada nuestro. Te lo tomaste bastante mal, se te notaba, y fue entonces cuando te enfadaste, actuaste como un niño que no quiere dar explicaciones, que no quiere explicarme por que estuvo tan borde,serio y raro durante esos días , y allí fue cuando, mi decepción llego al limite. Te fuiste sin decir ni adiós, solo un ' no tengo ganas de discutir ' y así,con la boca en la palabra, terminó todo, y a día de hoy sin saber la verdad. Pasadas dos semanas, lo quise arreglar, diciendote que podriamos ser amigos, tu confesaste que por ti estaba bien; pero no, nada estaba bien, tú seguías igual , borde, serio y sobre todo frío. Entonces en ese justo momento, reconocí que sin tí era mejor estar, pero a veces , todos estos recuerdos que he contado vienen a la mente y ni te imaginas lo que se echa de menos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario